Querido Julio:
Creo expresar la opinión de todos los meses si te digo que regresamos encantados del concejo del año celebrado en Santa Colomba de Somoza. Ya sabes que, siendo diciembre, me paso el año ocupadísimo planificando celebraciones navideñas por todo el orbe, de ahí que disfrutase tanto de esos días de relax en la Casa Colomba, los doce juntitos como en familia.
¡Cómo gozaron abril y mayo bañándose en el Turienzo! ¿Te lo comentaron? No imaginaban que en la Maragatería iban a encontrar ríos tan magníficos. A Noviembre y Aries, en cambio, les dio por el senderismo y cada noche regresaban para describirnos las asombrosas sendas que se asomaban a los montes Teleno e Irago, o lo sobrecogedoras que les resultaron las lagunas Cérnea y Fucarona donde los romanos lavaban el oro.
Pero si te escribo esta carta no es solo para decirte lo mucho que disfrutamos de la estancia y lo relajados que volvimos a nuestras estaciones, sino también para disculparme por haberme opuesto inicialmente a la celebración del concejo en verano y en tierras del interior. Compréndeme, tanto a mí como a enero y febrero los calores nos imponen mucho respeto, por eso habíamos sugerido Islandia, a lo sumo Irlanda. Pero, ¿cómo agobiarse uno a la fresca de esos bonitos patios empedrados? Además, nuestros recelos se esfumaron definitivamente ante la hospitalidad de los maragatos y su gastronomía. ¡Nunca imaginé que se pudiera disfrutar de un cocido en verano!
En el apartado de chismes, decirte que marzo y octubre, a veces, en lugar de salir a disfrutar de las actividades turísticas que nos programabas, se quedaban sentados en la terraza de la Casa Colomba poniéndose ciegos a un vino del Bierzo que juraban era excepcional. Y en cuanto a tu compadre Agosto, ¿te fijaste en cómo se arrimaba a la escultural Septiembre? ¡Como dos bolos maragatos! Hasta la acompañó a hacer senderismo por un tramo del Camino de Santiago y volvieron más agarrados que unas castañuelas.
Con todo, lo que a mí más me gusto, lo que me robó el corazón, fue la excursión que hicimos de noche hasta el Torreón de los Osorio. ¡Qué bonitas lucían nuestras casas en un cielo tan limpio!
Es más, pienso proponer a Santa Colomba de Somoza como sede permanente de nuestros concejos de verano. ¡Ya solo pienso en volver!
Un abrazo muy fuerte de (la no tan vieja) Diciembre.