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LIBÉLULA

Relato 13

Una tarde de verano, tras un largo paseo, nos sentamos a descansar   a la orilla de la Laguna Cernea, a la sombra de los pequeños robles que la rodean entre helechos y jara. Soplaba una ligera y cálida brisa que creaba una gran sensación de bienestar. Una libélula volaba sobre la poca agua que le quedaba en el fondo a principios de agosto. Sus alas transparentes brillaban con la luz del sol. Todo su cuerpo reflejaba múltiples colores bajo los diferentes ángulos de luz

Mamá, tras un largo silencio, habló muy despacito:

“Me recuerda una historia que me contó mi madre…”

Imposible resistir la curiosidad

¿Nos la cuentas mamá?

“¡Claro!

Hace algunos años, no muchos, En Santa Colomba de Somoza vivía una mujer que amaba y buscaba la belleza. Como tenía tanta experiencia buscándola la encontraba muy fácilmente. Con frecuencia escuchando a los mayores, en la naturaleza…en la música y la alegría de las fiestas.

El día anterior a la fiesta principal del pueblo se puso a buscar algo especial que ponerse y no lo encontró ni entre las perchas ni en las estanterías de su armario.  Pensativa se asomó a la ventana y vio la luna blanca, brillante. ¡Qué hermosa!  Salió y se dejó envolver por su luz. Los rayos tejieron a su alrededor una aureola brillante. Se vio blanca, transparente, luminosa. Iría así a la fiesta.

Amaneció. Maximiliano, el tamboritero, tocaba la jota maragata. Recorría el pueblo llamando a los vecinos que poco a poco se juntaban con sus castañuelas y la acompañaban avisando a todos de que por fin había llegado el día de la fiesta.

Llegaron a la plaza del pueblo.

Allí se dirigió la hermosa mujer.  Avanzó hacia el grupo de danzantes. Todos le volvieron espalda. ¡¡¡Qué vergüenza!!!!¡¡¡Es ridícula! ¡¡¡¡¡¡niños no miréis!!!!!!!!!

Ella no escuchó. Estaba feliz, se encontraba hermosa.

Zapateta. Dijeron la flauta y el tamboril

¡Porque no!… con una gran zapateta se elevó en el cielo y desapareció

Solo Maxi la vio volar bella, ligera y brillante mientras sonaban las castañuelas con sus lazos de colores revoloteando a su ritmo

Voló.

Voló hacia la laguna, hacia el río Turienzo buscando agua pura. Voló y voló en todas las direcciones, arriba, abajo, a la izquierda, a la derecha, hacia delante y hacia atrás

Voló y voló recorriendo el mundo.  Voló y voló sobre los océanos aprovechando las fuertes corrientes y  los vientos huracanados, las brisas suaves y la clama

Voló y voló dispuesta a descubrir todo a su alrededor sin necesidad de girar su cabeza.  Voló feliz disfrutando   al máximo cada momento de su vida.

¿Os ha gustado? Mi madre me enseñó a descubrir que en todo se puede encontrar belleza. Que el pudor, el miedo, la vergüenza no debe impedirnos disfrutar de ellas.” Concluyó nuestra dulce, soñadora y maravillosa madre