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EL MUNDO AL REVÉS

Relato 16

Hace mucho, mucho tiempo…, según cuenta la leyenda, había un país, en el que había una ciudad, en la que había una comarca, en la que los pájaros nadaban, las vacas iban al colegio, y los perros y los gatos eran los mejores compañeros. Esta comarca Somoza Maragata, era un poco extraña, pues bien, está dicho que entre todos los habitantes había mucha cordialidad, exceptuando a la de sus mascotas, que las tenían todo el día trabajando para ellos.

Estaban: la familia Dugs, una familia de caracoles y babosas, que tenían como mascota a un jardinero, que mantenía fresca la hierba del jardín. La familia Yorky, una familia de perritos de clase alta, que tenía como mascota a una muy buena peluquera. La familia Boing, una familia de cerditos vietnamitas, que tenían de mascota a un prestigioso cocinero. La familia Roe Roe, una familia de conejos, que tenían como macota a un horticultor, que siempre estaba plantando ricas zanahorias. La familia Alonso, unos preciosos jilgueros, que tenían como mascotas a una pareja de cantantes de ópera. Estas entre otras familias del lugar, como: Crunch, Flash, Arias, Brekkies, Serrano, Black…, siendo: gatos, caballos, cuervos, vacas, ratas, ocas…, siempre con sus mascotas: médicos, carpinteros, mecánicos, panaderos, profesores, escultores…

Un día, nuestros amigos, los humanos, las mascotas, cansados de tanto trabajar, tuvieron una reunión de urgencia a media noche.

–              ¡Esto no puede seguir así!, decía la peluquera… tengo el brazo molido de tanto peinar a los presumidos de mis amos.

–              ¡Y a mí, la espalda, de tanto agacharme!, decía el horticultor.

–              ¡Yo estoy harto de tanto cocinar!, gritaba nuestro prestigioso cocinero.

–              ¡Nosotros nos estamos quedando roncos de tanto cantar! lo decían casi sin poder levantar la voz, la pareja de cantantes.

–              Y yo…, y yo…, y nosotros…, si…, no aguantamos más…, se quejaban uno tras otro nuestras mascotas…

–              ¡Está bien!, ¡está bien!, ¡silencio!, ¡silencio! ¡SILENCIO!, ya dijo gritando el representante de las mascotas.

–              Está claro, que algo tenemos que hacer, que esto se nos está yendo de las manos…, y que nuestros amos, por mucho que nos quieran, no nos pueden doblegar a lo que ellos quieran hacer, están suficientemente cualificados para hacer ellos solitos todas las cosas que hacemos por ellos, por ejemplo:

La familia Alonso, ya han aprendido a cantar solitos.

A nuestros pequeños amigos los Roe Roe, les tendremos que dejar jugar.

Puede que nos cueste un poco, pero a la familia Boing, los cerditos vietnamitas, les tendremos que enseñar a utilizar el morro, pues lo tienen muy fuerte, y con él, pueden hacer franjas en la tierra, y con la colaboración de la familia de cuervos, podrán sembrar ellos solitos su propia cosecha.

La familia Yorky, es tan presumida que no saldrán de casa con malos pelos.

Los topos podrían hacer agujeros para sembrar, los caballos podrían arar, los castores podrían orientar el rio hacia la granja, y las gallinas organizar las comidas de los vecinos, los caracoles, pasear a las babosas, y las ratas, llevar la educación, son muy listas…, así, uno a uno, dio su opinión sobre como poder organizar la vida de los vecinos, sin tener que depender de mascotas humanas, haciéndoles entender que, siendo autónomos se vive mejor.