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Abrí los ojos y la luz me cegó, los cerré tan fuerte que un profundo dolor salió de ellos y se clavó en mi cerebro, un grito rompió el silencio de la uci. Con dolor comencé a vivir de nuevo después de pasarme quince años durmiendo, bueno, eso dijeron los del personal sanitario que acudieron con caras de incredulidad a socorrerme. De esto hace dos meses y medio llenos de aprender lo desaprendido, de frustración por tanto nuevo y tanto viejo desaparecido de la vida, aunque guardado en el baúl de mi mente rota y pegada con tiras de esparadrapo envejecido quince años.

“¡Me voy a casa!”- me han dicho los médicos- “¿A qué casa?”- Me da miedo regresar y ver en que se ha convertido -Dicen que ahora todo es distinto, ¡ellos sí que están distintos! Oscar y Lines cuchichean cuando creen que me he dormido, algo se traen entre manos. Mis hijos de dos años, resulta que tienen diecisiete, lo último que recuerdo de ellos es haberlos dejado en la guardería, luego nada de nada, mi mente como una página en blanco de un libro mal impreso, del accidente ni una imagen.

Los niños vienen a verme con Lines, mi hermana pequeña, me miran, pero no me reconocen, me hablan y les hablo, pero somos tres extraños, mi mente esta tan confusa que no sé si les he oído llamarla mamá o lo he soñado.

En cuanto a mis padres, a pesar de las canas, las arrugas producto de tanto sufrimiento y sus ojos casi apagados de las horas de llanto, supe nada más verlos que eran ellos, son los únicos que han experimentado un cambio exclusivamente físico, el resto no somos los mismos ni queriendo.

“Oscar ¿qué vamos a hacer ahora?, mañana la mandan para casa, no quiero vivir bajo el mismo techo que Berta aunque legalmente ella sea tu mujer y también su casa”; “No sé cómo hacerlo Lines, los médicos creen que una noticia tan fuerte le cause un shock que la  devuelva de nuevo al coma”; “Hablaremos los dos con ella, mi hermana tendrá que entenderlo,  los médicos recomendaron que la desenchufáramos, que no se despertaría nunca”; ”pero se equivocaron y ahora está despierta, ¿acaso preferirías que nunca se hubiera despertado? o ¿qué la hubiéramos desenchufado?”; “y tú ¿Lo hubieras preferido?”; “Perdona Lines, esta situación me supera, no es lo mismo hablarlo como una hipótesis creyendo que nunca se dará el caso, a tenerlo que vivir ahora. Tú eres mi presente y ella forma parte del pasado, los niños no conocen otra madre que no seas tú, pero me parece tan injusto para Berta”; “Injusto o no mi hermana tiene que saberlo y cuanto antes, mejor.”

En su última visita antes de regresar a casa, los padres de Berta le comentaron que de acuerdo con los médicos habían pensado llevarla a vivir al pueblo, “Casa Colomba” llevaba dos años siendo su hogar y ahora querían compartirlo con ella. Con sus problemas de movilidad le resultaría más fácil desenvolverse en la casa de sus padres que en la ciudad viviendo en un segundo sin ascensor.

A ella le daba igual, se sentía tan inútil, sus piernas no le respondían, a duras penas podía comer sola, hablaba con dificultad, su memoria iba y venía como si quisiera jugar al escondite con ella, sería una carga para todos, mejor volverse a dormir, pero esta vez para siempre.